Algebra - Humberto Constantini

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Trataré de demostrar
que los autos por la avenida Cabildo
ejecutan exactamente
la música de la soledad.
Admitamos
un aséptico bar,
con fórmicas, ventanas,
chaquetas, música ambiental,
tickets, etcétera.
En frente, un cine o un garage,
o un cartel luminoso,
o simplemente el tiempo T
(él es lento, sombrío, fatigado,
viscoso y previsible).
Ahora bien,
en el caso de que el cartel luminoso
golpee insistentemente hasta la náusea,
y si eliminamos por simplificación
(y por razones obvias) el garage y el cine,
nos quedan agrupados los siguientes recuerdos :
una calle de tierra,
una magnolia,
un perro al que uno amaba,
una zanja con yuyos donde estaba el asombro,
los huevitos de gallo
y la siesta.
Descomponiendo entonces siesta en sus usuales términos :
palomas, aguaciles, pereza
y patio con frescura,
podemos fácilmente admitir la existencia
de otro tiempo T'
particularmente azul
e idéntico al prodigio.
Pero como por definición
están los autos en la avenida Cabildo,
sumados al smog,
a la nostalgia,
al correr despiadado de los años,
y a lo que llamaremos provisoriamente X,
multiplicamos por neurosis,
dividimos por la constante 1954,
y queda por lo tanto :
X igual a miedo, igual a impenetrable cáscara,
igual a envenenada y perra soledad.
Que es justamente
lo que queríamos demostrar.

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